domingo, 16 de octubre de 2011

Piensan en mí luego existo

Cuando era muy pequeño iba mucho al parque del Retiro con mis padres porque mi abuelo tenía allí un puesto de helados. En frente de éste solía instalarse un teatrillo de títeres que reunía muchos niños sentados en el suelo, viendo las aventuras del títere protagonista llamado Chupagrifos. Eran historias bastante simples en las que sólo había cuatro personajes: Chupagrifos, la bruja, el rey y la princesa (creo recordar).
El caso es que cuando la bruja empezaba a hacer maldades, lo niños allí sentados gritábamos CHUPAGRIFOOOOS y entonces éste aparecía y le pegaba con su garrote a la bruja. Lo recuerdo como divértidisimo.

Un día que fuimos un poco más tarde la función ya había empezado y nosotros llegamos por una calle que pasaba por la parte de atrás del teatrillo. Pude entonces ver que Chupagrifos y los demás eran unos muñecos de trapo que se calzaban en las manos dos humanos escondidos detrás del –con razón tan alto– escenario. ¡Qué decepción!, Chupagrifos no existía en realidad.
Las siguientes veces que me senté a mirar la función de Gupagrifos ya no me hacía tanta gracia. Pero poco a poco volvió a gustarme y volví a disfrutar llamando a gritos a Chupagrifos. Sabía que el héroe venía porque los titiriteros nos oían gritar, y siempre que aclamábamos a Chupagrifos éste aparecía. Las aventuras de Chupagrifos no eran menos divertidas por el hecho de saber que, de algún modo, teníamos el control sobre el discurrir de las historias de los personajes.
Entender que los títeres hacían lo que nosotros queríamos me dejó una sensación amarga al principio pero dulce después.
Sensación que vamos a tener todos como se confirmen los últimas y más vanguardistas teorías de la mecánica cuántica.

Para que entendáis que postulan y no penséis que me he vuelto loco, os voy a recomendar estos dos documentales:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-incertidumbre-del-universo-cuantico/1094700/

http://www.megaupload.com/?d=U47R4GET

El primero es del archirreconocido Punset, una de las personas con más credibilidad a día de hoy. El segundo empieza como muy sensacionalista, pero luego se torna más serio e impactante.

Para los que no tengáis tiempo de verlo, os los resumo en cuatro palabras:
El estudio de las moléculas, los átomos, los electrones, el interior de las partículas subatómicas y demás, ha llegado a una increíble conclusión: la materia no existe, sólo en el momento en que se observa se nos muestra de una manera concreta. Nada existe, nada es real sólo cuando pensamos en ello se nos hace visible.
Es tan difícil de explicar con pocas palabras que la voy a expresar de una manera que todavía hoy no he oído a ningún científico, y que probablemente sea la forma más fácil de entenderlo: no existimos, somos un programa informático. Somos como personajes del SIMS, ese famoso videojuego en el que manejas a un personaje que lleva una vida similar a la nuestra, en un mundo virtual creado por los programadores del videojuego, en el que la única misión es crecer, vivir, ser feliz en definitiva. Somos como un personaje de esos, pero imaginad uno de ellos cuando lleguen a la version 60.1 (van por la 3.0). Pero con una peculiaridad, los personajes del SIMS son autónomos, no los maneja nadie. Los personajes del vieojuego serán tan listos que serán capaces de crear objetos complejos o transformar unos materiales en otros. Podrían llegar a crear una lupa, incluso un pequeño microscopio. ¿Y que verán cuando se miren un pelo en el microscopio? Pues el programa se inventará algo... o mejor dicho inventará lo que cree que verá el primero que mire. Si éste piensa que verá que el pelo está hecho de cubitos elásticos, pues ala, así va a ser el pelo. Y si miran con un microscopio más potente a ver de que están hechos los cubitos esos, pues el primero que mire decide sin saberlo, sólo con imaginarlo, de qué están hechos. Quizá se le ocurriese que están hechos de tiras helicoidales como el ADN.
Y cuando tengan microscopios electrónicos, en la versión 95.0, habrán visto que las tiras helicoidales están hechas de algo que han llamado tropéculas, a su vez compuestos de fátomos, como se le ocurrirá llamarles al primero que mire por ese microscopio. Y luego miran en el interior de los átomos y ven, qué se yo, unas cuerdas que vibran, y dentro de las cuerdas... BASTA. El sistema se rinde, y nos dice: que no hostias, que no hay cuerdas, ni átomos, mi moléculas, ni mierda, que me dejéis ya en paz, que no existís en realidad, que sois software.
El exceso de recursividad en la búsqueda de la materia cada vez más pequeña ha llenado el heap de sistema, ha saltado una OutOfMemoryException y en el catch se ha llamado a la función explicarLaVerdadAEstosAtontaos().
Para mí, esta es una de las claves. Y me sorprende no se pregunte más gente: ¿hasta donde vamos a seguir buscando la partícula más pequeña de materia? ¿Habéis visto lo de la teoría de cuerdas? Que el universo es una especie de tubo gigante y en el interior de cada átomo hay una especie de cuerdas (abiertas o cerradas según versiones) que son como el universo en sí mismo.
¡Venga ya! Suena a las típicas elucubraciones absurdas que hacemos cuando vemos un truco de magia espectacular.
Lo que pasa es que la verdad cuesta asumirla, como me pasó a mi con Chupagrifos, y como nos ha pasado a muchos al descubrir que los Reyes Magos son los padres, que el Dios que nos han contado no existe. O como costó asumir que la Tierra era redonda, o que ésta no era el centro del universo. Porque como bien dice Punset, uno de los lastres de nuestra sociedad es lo terriblemente cabezones que somos; nos cuesta mucho cambiar de opinión.
Si esto de que somos software es cierto, se sabrá de forma simultánea en todo el mundo y eso puede provocar un colapso mundial. Reveses como saber que la Tierra no es centro del universo se supo en una época en la que las noticias viajaban muy despacio y con poca credibilidad (por las barreras que levantaba la religión).

Si algún día se demuestra que la materia no existe, hay que recordar la historia de Chupagrifos: Saber que tenemos el control del juego no es menos divertido, al revés. ¿Qué más da que estemos hechos de átomos (materia) o de bits (software)? Si vamos a seguir aquí igualmente seamos reales o no. Así que si hay que jugar, juguemos Y entonces empieza la serie de preguntas sin respuesta, a las que voy a responder. Por opinar que no quede :-)
Preguntas como ¿y cada uno puede decidir que le suceda lo que quiera?
Pues obviamente no. El sistema que nos gobierna debe ser como una red neuronal de la que todos somos parte, y que se gobierna por una especie de algoritmo similar al que usa Google para elegir qué página es la primera que te muestra cuando buscas algo. Es decir, si mucha gente pone un enlace a tu página, entonces sales entre los primeros resultados de la búsqueda. Del mismo modo si mucha gente te aprecia, te quiere de verdad, se preocupa por ti, te escucha, te respeta, entonces te irán bien las cosas. Y del mismo modo, no es lo mismo que te quiera un presidiario criminal confeso al que todos odian, que un generoso empresario respetado como pueda ser Warren Buffet. Como no es lo mismo que te ponga un enlace la home del NewYork Times, que la home de este blog que nadie lee :-)
Así que si miles, millones de personas leyesen mi blog, y les gustase lo que leen, y me enviasen emails de agradecimiento, y en definitiva pensasen bien de mi, empezaría a irme mucho mejor. Vaya, ¿acaso no es eso cierto?. Seguro que alguien me ofrecería escribir en un sitio mejor con mucho dinero de por medio. Ya sabemos todos como va esto, cuanta más audiencia más cobraría por escribir. Trabajaría poco y ganaría mucho ¿Acaso no es eso irme mejor, por lo menos en lo profesional? El sistema ha detectado y ponderado todos esos pensamientos y me ha presentado una realidad, un día a día, a pedir de boca. Piensan en mí, luego existo.

Esto me trae a la memoria un artículo muy antiguo publicado en la revista Wired, en la que el autor presenta una hipotética sociedad en la que la moneda de pago es la atención. Cuanta más te escuchan mejor te va. En su día pensé “qué tontería”; ahora tengo ganas de volver a leerlo.
Por que el objetivo, a falta de algo más concreto, parece ser disfrutar del tiempo que tienes asignado.
¿Y por qué nos morimos? Aquí va otra respuesta de las mías :-) Porque pensamos que tiene que suceder. Y quizá, porque la gente que pensaba en ti también va muriendo. Cuando ya muy poca gente piensa en ti, va llegando tu fin.

Parece como si el sistema hubiese puesto una especie de requisito que dijese: venga, todo es posible, pero curráoslo un poco, tiene que convencer a todo el mundo. Algo así ya especuló Einstein. Por eso no vale hacer una campaña de marketing global diciendo: “tengo la pastilla que cura el cáncer” haciendo creer a todos que es posible. No vale porque la van a mirar por el microscopio y la van a ver en acción, como interactúa a nivel celular, incluso a nivel molecular, y tiene que funcionar dentro de lo que creemos posible. Y sin embargo sabemos que a menudo los placebos funcionan ¿como se explica eso?

Nos hemos inventando unas reglas que probablemente nunca podamos romper como la fuerza de la gravedad, pero otras, como vivir 1000 años con salud plena, parece más alcanzable. Cualquier día de estos un científico visualiza una solución para conseguir regeneración celular instantánea, o qué se yo, que nos mantiene jóvenes 1000 años.
Y es que al final, da igual que seamos materia o que seamos software. Hay que jugar. Lo que pasa es que ahora que sabemos (los que se crean todo esto) que tenemos el control sobre lo que nos depara el futuro, hay que organizarse para evitar el sufrimiento. Hay que evitar que nadie piense mal en nadie. Vaya, que tontería, eso no parece que vaya a suceder; es como lo de librarse de la gravedad... no lo veo. Y es que una vez más, que más da que seamos materia o software, si ambos mundos funcionan igual. Incluso con las mismas incertidumbres, porque, vale, nos morimos de viejos porque nos creemos que hay unas cosas que se llaman células que se oxidan y empeoran en cada división y acaban muriendo. Pero, ¿por qué alguien joven y demostrablemente querido por centenares si no miles de personas sufren un accidente o enfermedad mortal? Hay por desgracia demasiados casos. ¿Acaso había millones de personas que les odiasen? No. Es un misterio. En el mundo de la materia pensamos que Dios le ha reclamado, o que fue la casualidad, o la mala suerte. En el mundo del software... no lo sé. Quizá sólo sucede porque creemos que es posible. Y quizá por eso ha surgido la gripe-A... normal, tanta película de infectados en la cartelera, tanta gente pensando en una pandemia que se extiende a toda velocidad, que al final se materializado. Gracias (¿a dios?) que somos más los que no queremos que eso suceda y pensamos que es una chorrada imposible. Con nuestros pensamientos hemos frenado un poco la tragedia hasta dejarla en una simple gripe.

Los físicos cuánticos que postulan todas estas teorías que yo he expuesto en términos del mundo del software, tampoco tienen una respuesta para ¿quién nos ha creado?
¿Quién nos ha programado?, que diría yo. Otra vez, que más da. ¿Acaso será relevante para un personaje del SIMS v98.0, saber que corren bajo una máquina virtual java en un sistema operativo ejecutado sobre un Intel core-i5? Eso no va a cambiar su vida en nada. Así que, si este es nuestro caso, ¿qué sentido tendría seguir preguntándonos de donde venimos?

Entonces, vale, no nos preguntamos de donde venimos, pero, ¿cual es la misión?
Pues puestos a imaginar yo diría que en realidad no hay ninguna misión. Sencillamente es un sistema que tiende al reposo. Y lo cierto es que todo lo que sucede en nuestro universo tiende al reposo. Todo se rige por la ley de que los excesos se pagan (y se compensan).
El sistema nos da libre albedrío pero si nos descompensamos yendo hacia un sitio, sucederán cosas que compensarán tirando hacia el lado opuesto. Como si fuéramos agua en un cuenco que es agitado.
Nuestro mundo, el mundo que consideramos material, si lo pensamos, también tiende al reposo. A medida que todo se virtualiza como ya he contado en otros posts, hace que desaparezcan partes físicas y con ello desaparece movimiento; esto es, más reposo. ¿Hasta donde llegará la virtualización? Mira que con los ordenadores cuánticos, si llegan algún día, metes todos los data centers del mundo entero en una habitación pequeña. Quizá lleguemos a tal nivel de virtualización que absolutamente todo está virtualizado, viviremos todos en un megaprocesador en un búnker y entenderemos que, oh, sí, resulta que sí que se puede ser totalmente virtual. Y entonces el sistema se reinicia y empieza otro big-bang virtual :-)

Obviamente todo esto parece sacado de una escena de película en la que el protagonista se ha comido un tripi y empieza a soñar. No me toméis por loco. No digo que vaya a suceder; no al menos mientras no podamos acceder al cerebro como si fuese un disco duro. Si algún día conseguimos volcar la información del cerebro, y no sólo la memoria, también el pensamiento, entonces, podríamos pensar que ese escenario sería posible.
En ese escenario, a medida que fuésemos virtualizándolo todo ¿qué haríamos con los animales? ¿y con las plantas? Porque los seres con cerebro quizá se pudiesen virtualizar, pero ¿una medusa? ¿para qué? Mejor nos programamos una virtual pero que no pique, sin veneno.
Porque en ese mundo virtual que nos crearíamos, supongo que viviríamos en un planeta, pero lo vamos a programar de modo que no haya terremotos ni desastres naturales en general.
Pero nuestro mundo fuera de ese escenario virtual, seguiría existiendo, y el búnker donde está el procesador cuántico donde vivimos todos virtualizados, podría sufrir un terremoto en cualquier momento, y partir ese procesador por la mitad y adiós a la humanidad en un segundo :-)
Y ojo porque por entonces, en la versión 145.0 del SIMs los personajes ya habían inventado el software y se están programando ya la versión 2.0 de su propio SIMs.
Mundos virtuales dentro de mundos virtuales. Ya lo anunciaba la película Matrix.

En cualquier caso, nada despeja la duda de cual fue el primer y genuino mundo, del que vinieron todos los demás... o si vino de la nada, como expone el big-bang. No sé, puestos a creer, se me antoja más creíble la historia de que de la nada surgió software (0 y 1) que de la nada surgió la tabla periódica. Mira que simple y elegante la primera opción, la de sólo dos estados 0 y 1, frente a la segunda opción, con toda la complicación que conllevan los átomos y en general la física y la química.

Vale entonces tenemos que de la nada surgió un software que ha creado mundos virtuales. Pero, donde entran los humanos, o sea, nosotros, los observadores.
Otra gran pregunta sin respuesta. Quizá por generación espontánea como nos han contado siempre que se creo la vida. Ambas teorías me parecen igual de increíbles. Quizá el software empezó siendo muy simple, algoritmos muy básicos que como mucho representaban una ameba. Pero con software se hizo más software y cada vez más complejo. Esto sabemos que es posible porque ya hoy día lo hacemos.
Quizá en algún momento, un algoritmo llamado chimpancé descubrió que era capaz de generar nuevo software de la nada y así surgió la inteligencia y con ello la conciencia de sí mismo y la conciencia de que podían cambiar el mundo; y lo hicieron. Ala, ahí tienes el origen las especies virtuales.
Qué absurdo suena, verdad. Bueno, igual de absurdo que lo que sabemos del mundo real, nos lo cuenten los físicos o los religiosos.
   
Como todas estas teorías son indemostrables sería tan absurdo creer en ellas como creer en el Cielo y el Infierno que nos pintan las religiones abrahámicas. Sólo una cosa me puede inclinar a pensar que son ciertas, y es que ese mundo virtual del que venimos es justo al que nos dirigimos, cerrando así un círculo.

Parece que falta de alguna revelación mayor, el mensaje que nos dan es: dediquémonos a vivir y a ser felices y dejemos de preguntarnos tanto por nuestro origen. Centrémonos en minimizar el sufrimiento en lugar gastar tantos recursos en averiguar de qué está hecha la materia. Que da igual lo que seamos. Ya hemos visto, que al final, las reglas del juego son practicamente las mismas, seamos materia o sólo información.