Cuando
era muy pequeño iba mucho al parque del Retiro con mis padres porque mi
abuelo tenía allí un puesto de helados. En frente de éste solía
instalarse un teatrillo de títeres que reunía muchos niños sentados en
el suelo, viendo las aventuras del títere protagonista llamado
Chupagrifos. Eran historias bastante simples en las que sólo había
cuatro personajes: Chupagrifos, la bruja, el rey y la princesa (creo
recordar).
El
caso es que cuando la bruja empezaba a hacer maldades, lo niños allí
sentados gritábamos CHUPAGRIFOOOOS y entonces éste aparecía y le pegaba
con su garrote a la bruja. Lo recuerdo como divértidisimo.
Un
día que fuimos un poco más tarde la función ya había empezado y
nosotros llegamos por una calle que pasaba por la parte de atrás del
teatrillo. Pude entonces ver que Chupagrifos y los demás eran unos
muñecos de trapo que se calzaban en las manos dos humanos escondidos
detrás del –con razón tan alto– escenario. ¡Qué decepción!, Chupagrifos
no existía en realidad.
Las
siguientes veces que me senté a mirar la función de Gupagrifos ya no me
hacía tanta gracia. Pero poco a poco volvió a gustarme y volví a
disfrutar llamando a gritos a Chupagrifos. Sabía que el héroe venía
porque los titiriteros nos oían gritar, y siempre que aclamábamos a
Chupagrifos éste aparecía. Las aventuras de Chupagrifos no eran menos
divertidas por el hecho de saber que, de algún modo, teníamos el control
sobre el discurrir de las historias de los personajes.
Entender que los títeres hacían lo que nosotros queríamos me dejó una sensación amarga al principio pero dulce después.
Sensación que vamos a tener todos como se confirmen los últimas y más vanguardistas teorías de la mecánica cuántica.
Para que entendáis que postulan y no penséis que me he vuelto loco, os voy a recomendar estos dos documentales:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-incertidumbre-del-universo-cuantico/1094700/
http://www.megaupload.com/?d=U47R4GET
El
primero es del archirreconocido Punset, una de las personas con más
credibilidad a día de hoy. El segundo empieza como muy sensacionalista,
pero luego se torna más serio e impactante.
Para los que no tengáis tiempo de verlo, os los resumo en cuatro palabras:
El
estudio de las moléculas, los átomos, los electrones, el interior de
las partículas subatómicas y demás, ha llegado a una increíble
conclusión: la materia no existe, sólo en el momento en que se observa
se nos muestra de una manera concreta. Nada existe, nada es real sólo cuando pensamos en ello se nos hace visible.
Es
tan difícil de explicar con pocas palabras que la voy a expresar de una
manera que todavía hoy no he oído a ningún científico, y que
probablemente sea la forma más fácil de entenderlo: no existimos, somos
un programa informático. Somos como personajes del SIMS,
ese famoso videojuego en el que manejas a un personaje que lleva una
vida similar a la nuestra, en un mundo virtual creado por los
programadores del videojuego, en el que la única misión es crecer,
vivir, ser feliz en definitiva. Somos como un personaje de esos, pero
imaginad uno de ellos cuando lleguen a la version 60.1 (van por la 3.0).
Pero con una peculiaridad, los personajes del SIMS son autónomos, no
los maneja nadie. Los personajes del vieojuego serán tan listos que
serán capaces de crear objetos complejos o transformar unos materiales
en otros. Podrían llegar a crear una lupa, incluso un pequeño
microscopio. ¿Y que verán cuando se miren un pelo en el microscopio?
Pues el programa se inventará algo... o mejor dicho inventará lo que
cree que verá el primero que mire. Si éste piensa que verá que el pelo
está hecho de cubitos elásticos, pues ala, así va a ser el pelo. Y si
miran con un microscopio más potente a ver de que están hechos los
cubitos esos, pues el primero que mire decide sin saberlo, sólo con
imaginarlo, de qué están hechos. Quizá se le ocurriese que están hechos
de tiras helicoidales como el ADN.
Y
cuando tengan microscopios electrónicos, en la versión 95.0, habrán
visto que las tiras helicoidales están hechas de algo que han llamado
tropéculas, a su vez compuestos de fátomos, como se le ocurrirá
llamarles al primero que mire por ese microscopio. Y luego miran en el
interior de los átomos y ven, qué se yo, unas cuerdas que vibran, y
dentro de las cuerdas... BASTA. El sistema se rinde, y nos dice: que
no hostias, que no hay cuerdas, ni átomos, mi moléculas, ni mierda, que
me dejéis ya en paz, que no existís en realidad, que sois software.
El exceso de recursividad en la búsqueda de la materia cada vez más pequeña ha llenado el heap de sistema, ha saltado una OutOfMemoryException y en el catch se ha llamado a la función explicarLaVerdadAEstosAtontaos().
Para
mí, esta es una de las claves. Y me sorprende no se pregunte más gente:
¿hasta donde vamos a seguir buscando la partícula más pequeña de
materia? ¿Habéis visto lo de la teoría de cuerdas? Que el universo es
una especie de tubo gigante y en el interior de cada átomo hay una
especie de cuerdas (abiertas o cerradas según versiones) que son como el
universo en sí mismo.
¡Venga ya! Suena a las típicas elucubraciones absurdas que hacemos cuando vemos un truco de magia espectacular.
Lo
que pasa es que la verdad cuesta asumirla, como me pasó a mi con
Chupagrifos, y como nos ha pasado a muchos al descubrir que los Reyes
Magos son los padres, que el Dios que nos han contado no existe. O como
costó asumir que la Tierra era redonda, o que ésta no era el centro del
universo. Porque como bien dice Punset, uno de los lastres de nuestra
sociedad es lo terriblemente cabezones que somos; nos cuesta mucho
cambiar de opinión.
Si
esto de que somos software es cierto, se sabrá de forma simultánea en
todo el mundo y eso puede provocar un colapso mundial. Reveses como
saber que la Tierra no es centro del universo se supo en una época en la
que las noticias viajaban muy despacio y con poca credibilidad (por las
barreras que levantaba la religión).
Si
algún día se demuestra que la materia no existe, hay que recordar la
historia de Chupagrifos: Saber que tenemos el control del juego no es
menos divertido, al revés. ¿Qué más da que estemos hechos de átomos
(materia) o de bits (software)? Si vamos a seguir aquí igualmente seamos
reales
o no. Así que si hay que jugar, juguemos Y entonces empieza la serie de
preguntas sin respuesta, a las que voy a responder. Por opinar que no
quede :-)
Preguntas como ¿y cada uno puede decidir que le suceda lo que quiera?
Pues
obviamente no. El sistema que nos gobierna debe ser como una red
neuronal de la que todos somos parte, y que se gobierna por una especie
de algoritmo similar al que usa Google para elegir qué página es la
primera que te muestra cuando buscas algo. Es decir, si mucha gente pone
un enlace a tu página, entonces sales entre los primeros resultados de
la búsqueda. Del mismo modo si mucha gente te aprecia, te quiere de
verdad, se preocupa por ti, te escucha, te respeta, entonces te irán
bien las cosas. Y del mismo modo, no es lo mismo que te quiera un
presidiario criminal confeso al que todos odian, que un generoso
empresario respetado como pueda ser Warren Buffet. Como no es lo mismo
que te ponga un enlace la home del NewYork Times, que la home de este
blog que nadie lee :-)
Así
que si miles, millones de personas leyesen mi blog, y les gustase lo
que leen, y me enviasen emails de agradecimiento, y en definitiva
pensasen bien de mi, empezaría a irme mucho mejor. Vaya, ¿acaso no es
eso cierto?. Seguro que alguien me ofrecería escribir en un sitio mejor
con mucho dinero de por medio. Ya sabemos todos como va esto, cuanta más
audiencia más cobraría por escribir. Trabajaría poco y ganaría mucho
¿Acaso no es eso irme mejor, por lo menos en lo profesional? El sistema
ha detectado y ponderado todos esos pensamientos y me ha presentado una
realidad, un día a día, a pedir de boca. Piensan en mí, luego existo.
Esto
me trae a la memoria un artículo muy antiguo publicado en la revista
Wired, en la que el autor presenta una hipotética sociedad en la que la
moneda de pago es la atención. Cuanta más te escuchan mejor te va. En su
día pensé “qué tontería”; ahora tengo ganas de volver a leerlo.
Por que el objetivo, a falta de algo más concreto, parece ser disfrutar del tiempo que tienes asignado.
¿Y
por qué nos morimos? Aquí va otra respuesta de las mías :-) Porque
pensamos que tiene que suceder. Y quizá, porque la gente que pensaba en ti también va muriendo. Cuando ya muy poca gente piensa en ti, va llegando tu fin.
Parece como si el sistema hubiese puesto
una especie de requisito que dijese: venga, todo es posible, pero curráoslo un poco, tiene que convencer a todo el mundo. Algo así ya especuló Einstein. Por
eso no vale hacer una campaña de marketing global diciendo: “tengo la
pastilla que cura el cáncer” haciendo creer a todos que es posible. No
vale porque la van a mirar por el microscopio y la van a ver en acción,
como interactúa a nivel celular, incluso a nivel molecular, y tiene que
funcionar dentro de lo que creemos posible. Y sin embargo sabemos que a
menudo los placebos funcionan ¿como se explica eso?
Nos
hemos inventando unas reglas que probablemente nunca podamos romper
como la fuerza de la gravedad, pero otras, como vivir 1000 años con
salud plena, parece más alcanzable. Cualquier día de estos un científico
visualiza una solución para conseguir regeneración celular instantánea,
o qué se yo, que nos mantiene jóvenes 1000 años.
Y
es que al final, da igual que seamos materia o que seamos software. Hay
que jugar. Lo que pasa es que ahora que sabemos (los que se crean todo
esto) que tenemos el control sobre lo que nos depara el futuro, hay que
organizarse para evitar el sufrimiento. Hay que evitar que nadie piense
mal en nadie. Vaya, que tontería, eso no parece que vaya a suceder; es
como lo de librarse de la gravedad... no lo veo. Y es que una vez más,
que más da que seamos materia o software, si ambos mundos funcionan
igual. Incluso con las mismas incertidumbres, porque, vale, nos morimos
de viejos porque nos creemos que hay unas cosas que se llaman células
que se oxidan y empeoran en cada división y acaban muriendo. Pero, ¿por
qué alguien joven y demostrablemente querido por centenares si no miles
de personas sufren un accidente o enfermedad mortal? Hay por desgracia
demasiados casos. ¿Acaso había millones de personas que les odiasen? No.
Es un misterio. En el mundo de la materia pensamos que Dios le ha
reclamado, o que fue la casualidad, o la mala suerte. En el mundo del
software... no lo sé. Quizá sólo sucede porque creemos que es posible. Y
quizá por eso ha surgido la gripe-A... normal, tanta película de
infectados en la cartelera, tanta gente pensando en una pandemia que
se extiende a toda velocidad, que al final se materializado. Gracias
(¿a dios?) que somos más los que no queremos que eso suceda y pensamos
que es una chorrada imposible. Con nuestros pensamientos hemos frenado
un poco la tragedia hasta dejarla en una simple gripe.
Los
físicos cuánticos que postulan todas estas teorías que yo he expuesto
en términos del mundo del software, tampoco tienen una respuesta para
¿quién nos ha creado?
¿Quién
nos ha programado?, que diría yo. Otra vez, que más da. ¿Acaso será
relevante para un personaje del SIMS v98.0, saber que corren bajo una
máquina virtual java en un sistema operativo ejecutado sobre un Intel
core-i5? Eso no va a cambiar su vida en nada. Así que, si este es nuestro caso, ¿qué sentido tendría seguir preguntándonos de donde venimos?
Entonces, vale, no nos preguntamos de donde venimos, pero, ¿cual es la misión?
Pues
puestos a imaginar yo diría que en realidad no hay ninguna misión.
Sencillamente es un sistema que tiende al reposo. Y lo cierto es que
todo lo que sucede en nuestro universo tiende al reposo. Todo se rige
por la ley de que los excesos se pagan (y se compensan).
El
sistema nos da libre albedrío pero si nos descompensamos yendo hacia un
sitio, sucederán cosas que compensarán tirando hacia el lado opuesto.
Como si fuéramos agua en un cuenco que es agitado.
Nuestro
mundo, el mundo que consideramos material, si lo pensamos, también
tiende al reposo. A medida que todo se virtualiza como ya he contado en
otros posts, hace que desaparezcan partes físicas y con ello desaparece
movimiento; esto es, más reposo. ¿Hasta donde llegará la
virtualización? Mira que con los ordenadores cuánticos, si llegan algún
día, metes todos los data centers
del mundo entero en una habitación pequeña. Quizá lleguemos a tal nivel
de virtualización que absolutamente todo está virtualizado, viviremos
todos en un megaprocesador en un búnker y entenderemos que, oh, sí,
resulta que sí que se puede ser totalmente virtual. Y entonces el
sistema se reinicia y empieza otro big-bang virtual :-)
Obviamente todo esto parece sacado de una escena de película en la que el protagonista se ha comido un tripi
y empieza a soñar. No me toméis por loco. No digo que vaya a suceder;
no al menos mientras no podamos acceder al cerebro como si fuese un
disco duro. Si algún día conseguimos volcar la información del cerebro, y
no sólo la memoria, también el pensamiento, entonces, podríamos pensar
que ese escenario sería posible.
En
ese escenario, a medida que fuésemos virtualizándolo todo ¿qué haríamos
con los animales? ¿y con las plantas? Porque los seres con cerebro
quizá se pudiesen virtualizar, pero ¿una medusa? ¿para qué? Mejor nos
programamos una virtual pero que no pique, sin veneno.
Porque
en ese mundo virtual que nos crearíamos, supongo que viviríamos en un
planeta, pero lo vamos a programar de modo que no haya terremotos ni
desastres naturales en general.
Pero
nuestro mundo fuera de ese escenario virtual, seguiría existiendo, y el
búnker donde está el procesador cuántico donde vivimos todos
virtualizados, podría sufrir un terremoto en cualquier momento, y partir
ese procesador por la mitad y adiós a la humanidad en un segundo :-)
Y
ojo porque por entonces, en la versión 145.0 del SIMs los personajes ya
habían inventado el software y se están programando ya la versión 2.0
de su propio SIMs.
Mundos virtuales dentro de mundos virtuales. Ya lo anunciaba la película Matrix.
En
cualquier caso, nada despeja la duda de cual fue el primer y genuino
mundo, del que vinieron todos los demás... o si vino de la nada, como
expone el big-bang. No sé, puestos a creer, se me antoja más creíble la
historia de que de la nada surgió software (0 y 1) que de la nada surgió
la tabla periódica. Mira que simple y elegante la primera opción, la de
sólo dos estados 0 y 1, frente a la segunda opción, con toda la
complicación que conllevan los átomos y en general la física y la
química.
Vale
entonces tenemos que de la nada surgió un software que ha creado mundos
virtuales. Pero, donde entran los humanos, o sea, nosotros, los
observadores.
Otra
gran pregunta sin respuesta. Quizá por generación espontánea como nos
han contado siempre que se creo la vida. Ambas teorías me parecen igual
de increíbles. Quizá el software empezó siendo muy simple, algoritmos
muy básicos que como mucho representaban una ameba. Pero con software se
hizo más software y cada vez más complejo. Esto sabemos que es posible
porque ya hoy día lo hacemos.
Quizá
en algún momento, un algoritmo llamado chimpancé descubrió que era
capaz de generar nuevo software de la nada y así surgió la inteligencia y
con ello la conciencia de sí mismo y la conciencia de que podían
cambiar el mundo; y lo hicieron. Ala, ahí tienes el origen las especies
virtuales.
Qué
absurdo suena, verdad. Bueno, igual de absurdo que lo que sabemos del
mundo real, nos lo cuenten los físicos o los religiosos.
Como
todas estas teorías son indemostrables sería tan absurdo creer en ellas
como creer en el Cielo y el Infierno que nos pintan las religiones abrahámicas.
Sólo una cosa me puede inclinar a pensar que son ciertas, y es que ese
mundo virtual del que venimos es justo al que nos dirigimos, cerrando
así un círculo.
Parece
que falta de alguna revelación mayor, el mensaje que nos dan es:
dediquémonos a vivir y a ser felices y dejemos de preguntarnos tanto por
nuestro origen. Centrémonos en minimizar el sufrimiento en lugar gastar
tantos recursos en averiguar de qué está hecha la materia. Que da igual
lo que seamos. Ya hemos visto, que al final, las reglas del juego son
practicamente las mismas, seamos materia o sólo información.